martes, 18 de diciembre de 2007

Menos que cero

Ocho y media de la mañana. Desayuno en Madrid. La televisión informa que en Salamanca la temperatura durante la noche llegó a los 8 grados bajo cero. Que en otras ciudades de la región rondó los 4 ó 5 bajo cero. Que en Madrid no llegó a tanto, pero que estuvo unas décimas por debajo del cero. A las ocho y media la temperatura ha subido, pero yo tengo frío.

En eso, miro por la ventana y en el edificio de enfrente, en el cuarto piso, un hombre se asoma al balcón. Mira hacia abajo. ¿Qué hay abajo? No lo sé. Lo que a mí me tiene absorto es otra cosa: ese hombre está con el torso desnudo, y lo único que lo abriga es un toallón atado en la cintura. Ese hombre no tiene frío. Deja la ventana abierta, de modo que el frescor matinal refrigera toda la casa. Pero eso también es secundario. Lo primordial, lo que no puedo entender, es lo que veo en primer plano: ese hombre que mira hacia abajo no tiene frío.

Varios segundos después, el hombre levanta la mirada y, como si hubiera sentido encima el peso de mis ojos, me mira. Hacemos contacto visual. Me siento como en una película de Hitchcock y entonces dejo de mirar. Vuelvo a mi café con leche y al televisor, que ahora habla de Kaká y de la violencia en el fútbol chileno.

Al rato me asomo a la ventana y miro hacia abajo. Ah, parece que llovió, me sorprendo.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Cualquiera puede cantar

Así de cierto es, como que el sábado estuvimos en el pub-karaoke Paradise, cerquita de Callao y la Gran Vía, y subimos al escenario a (des)entonar "Mediterráneo", de Joan Manuel Serrat, y "Yira, yira", el extraordinario tango de Enrique Santos Discépolo. Es cierto que mi primera participación fue en "American Pie", de Madonna, junto a las Parrilla Sisters, pero mi presencia, cuya intención original fue la de apoyo logístico, terminó siendo más bien decorativa.

Como conclusión me queda una perogrullada que a veces necesita comprobarse: qué difícil que es cantar. Sobre todo con estas dos obras, que no son moco de pavo. Y también el amor de los españoles por el tango. A pesar de bajar del escenario con la sensación (supongo que basada en la realidad) de haber hecho mierda "Yira, yira", muchos me felicitaron y me dijeron que les encantó el tango, sobre todo porque se notó mucho mi acento argentino. Y sí, no es lo mismo que canten ellos o que cantemos nosotros "cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás..."

Por suerte o por desgracia o por ambas cosas, no quedaron registros de mi actuación. Aquí pueden ver un video de Discépolo y Gardel hablando de "Yira, yira" y después al Zorzal cantándola un poquito bien.


PD: Después me fui a dormir y me levanté con buenas noticias.

Ya sé, ya sé, me dirán que festejo resultados ajenos porque nosotros no ganamos nada y esas cosas. Pero qué me importa. Ja ja ja.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Diálogo

Cristian dice:
hoy mientras te escribía

Cristian dice:
me di cuenta de que estuve flojo

Cristian dice:
te acordás que la otra vez hablamos por acá lo de hacer un diálogo genial para poner como post

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:


Cristian dice:
bueno, precisamente ese diálogo estaba bueno para poner como post

Cristian dice:
y yo no lo guardé

Cristian dice:
salvo que se haya guardado automáticamente, por esas cosas que tienen las computadoras

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
a mí ningún diálogo me parece suficientemente bueno como para postearlo

Cristian dice:
de hecho, este mismo diálogo creo que lo voy a postear

Cristian dice:
si me das autorización

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
pero Cristian, no estamos hablando de nada interesante

Cristian dice:
depende de por dónde se lo mire

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
es más, sigo hablando con vos de pura educación, pero estoy bostezando

Cristian dice:
je je

Cristian dice:
hagamos una prueba

Cristian dice:
posteémoslo y que los lectores opinen si les parece interesante o no

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
bueno, está bien, pero lo posteás en tu blog... y si tiene éxito lo copio en el mío

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
bien especulativo lo mío

Cristian dice:
acepto

Cristian dice:
pero con la condición de que lo copiemos textual

Cristian dice:
sin aclaraciones de ningún tipo

Cristian dice:
el diálogo así como está

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
estemmm, bueh

Cristian dice:
ya mismo lo subo

Cristian dice:
antes de irme a dormir, que acá es tardísimo

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
pero sobre esto va a ser?, yo ya estaba por hablar de literatura húngara del período presoviético para hacerme el interesante

Cristian dice:
hablá de lo que quieras

Cristian dice:
tenés un minuto más hasta que abra Blogger

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
ah, no sos de los que piensan que Blogger está por cerrar y por eso mudan sus blogs a otros servidores?

Cristian dice:
no, no

Cristian dice:
yo soy de los que mientras vea la puerta abierta, entro y pido un trago

Cristian dice:
que después me echen

Facundo, Ídolo de los Quemados dice:
está bien, porque acá corre el rumor de que Blogger cierra, más o menos tiene la misma veracidad que los mails que avisan que el msn va a ser pago y que Bill Gates reparte su fortuna

Cristian dice:
me imagino

martes, 11 de diciembre de 2007

Qué linda es Valladolid

La de este fin de semana fue la tercera vez que visité Valladolid. Me parece una ciudad hermosa, porque es una ciudad importante, capital de provincia y con un nivel de vida muy alto, pero que a la vez es pequeña, sin el nivel de locura de metrópolis como Madrid o Buenos Aires.

Acá abajo, alguna imágenes, empezando por un adorno navideño.



Acá una parada de colectivos. Autobuses, les llaman acá. Hay una pantalla que indica cuántos minutos faltan para la llegada de cada línea.


Una callecita durante un atardecer.


Y acá estoy yo, frente a la Catedral de la ciudad.

lunes, 10 de diciembre de 2007

En el Patio Herreriano

En estos días visité el Museo Patio Herreriano de Valladolid, que actualmente alberga una exposición sobre la histórica Galería Buades, de Madrid (de la que me enteré leyendo Babelia días atrás). Tomé algunas imágenes, no todas de esa muestra, que comparto acá.




Esto es sólo un fragmento de una obra mayor. Lo aclaro por las dudas.



Y en el centro del Patio Herreriano, las estatuas del rey y la reina.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Los ojos del amante

«Permíteme que comience diciendo que yo estaba enamorado. Una confesión corriente, es verdad, pero no un hecho ordinario, porque muy pocos de nosotros aprendemos que amor es ternura, y que ternura no es, como muchos sospechan, piedad. Y poquísimos de entre nosotros sabemos que la felicidad en el amor no es la concentración absoluta de todas las emociones en otra. Uno siempre debe amar muchas cosas que el amado sólo puede simbolizar. Los verdaderos amados del mundo son, a los ojos de sus amantes, lilas en flor, fanales de barcos, campanas de escuela, un paisaje, conversaciones recordadas, amigos, el domingo de un niño, voces perdidas, el traje favorito, el otoño y todas las estaciones, la memoria, sí, porque es la tierra y el agua de la existencia, la memoria.»

Truman Capote, Otras voces, otros ámbitos (1948)

martes, 4 de diciembre de 2007

El problema de llamarse Cristian

Me gusta llamarme Cristian. Siempre digo que en la Argentina es un nombre que evidentemente estuvo de moda a fines de los setenta, en la época en la que yo nací, porque la mayoría de las personas llamadas así somos de esa generación. Los hay mayores y menores, es cierto, pero creo que la mayoría andamos rondando los treinta pirulos, treinta tacos.

En España, Cristian es un "nombre de niño pijo". En argentino, niño cheto. Porque aquí pijo significa cheto y, sí, su femenino es pija, una de las tantas palabras que usamos en mi querido país para denominar al miembro sexual masculino. Su uso en España lo pueden comprobar en el aviso de la serie española llamada Gominolas, uno de cuyos personajes es Susana, "la pija insatisfecha".

A lo que iba: que me gusta mi nombre. Pero suelo enfrentarme a un problema, derivado quizás de las dificultades (no sólo en la Argentina) para la comprensión lectora que denuncia el informe de PISA: los destinatarios de mis e-mais leen CristiNA por CristiAN. Y tal vez soy injusto, pero creo notar en las respuestas de varones un tono distinto cuando leen bien mi nombre que cuando lo leen mal. Ejemplo, un mail que me llegó hoy:

Querida Cristina.

gracias por todo. (...)

Besos


¿"Querida"? ¿"Besos"? Seguramente el remitente de este mensaje no me hubiese tratado de la misma forma de haber leído bien mi nombre (y los adjetivos y pronombres masculinos que aludían a mi persona) en el mensaje original. Por otro lado, yo nunca le escribí un mail con tanta deferencia a nadie que no conociera. Aunque, bueno, eso por ahí sea sólo por lo boludo que soy.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Internet en casa

El 7 de septiembre dejé el departamento de Copenhague en el que me alojé los diez días que duró mi estadía en Dinamarca. Ese día, hace casi tres meses, había sido el último en que tuve "internet en casa". Desde entonces me las arreglé casi siempre con locutorios y bibliotecas públicas en Madrid, aunque la verdad es que me las arreglé bastante mal. Se nota mucho el cambio cuando uno está acostumbrado a tener todo el día (en el trabajo y en casa) acceso a la Web y pasa a dejar de tenerlo. Hasta hoy.

Hace un rato estuvo aquí el técnico que habilitó la conexión a internet. Algo importante cambia desde hoy. Seguramente este blog experimentará las diferencias.

Y como últimamente además de poco actualizado lo tenía desilustrado, acá va esta fotito: fragmento de un plano callejero. Aquí, donde está el cartel, es el barrio (y la estación de metro) de Quintana. Aquí es donde vivo, donde ahora tengo internet. :D

sábado, 10 de noviembre de 2007

Películas y libros

Todos se me quejan porque no actualizo el blog. La razón es clara: no tengo internet en casa y me da mucha fiaca escribir algo en casa y luego llevarlo a un lugar con internet y subirlo. Me da fiaca, no me pregunten por qué pero es así. Ahora estoy sentado frente a una computadora con internet que no está ni en un locutorio, en el que pago por cada minuto, ni en una biblioteca pública, en la que tengo los minutos de conexión contados. Por eso me permito un post.

Y ahora que tengo tiempo no se me ocurre qué escribir. Bueno, que estuve en YouTube viendo goles de River (contra Boca, contra Botafogo, contra Defensor) que había visto sólo de pasadita o que directamente no había visto. Cómo extraño el fútbol argentino... La comida, ya no tanto: ya encontré lugares donde comprar yerba, dulce de leche, alfajores Jorgito, tapas para empanadas Fargo, palitos de la selva, bizcochitos de grasa Don Satur, dulce de batata y otras de nuestras porquerías autóctonas.

Por otro lado, fui al cine. Hace algunas semanas vi The Brave One, una muy buena película con Jodie Foster que, me enteré ayer, no estrenarán en los cines argentinos por no sé qué problema de los dueños de las salas y llegará directamente al DVD, con el título de Valiente. Aquí se llamó La extraña que hay en ti, un título que curiosamente me parece mucho más apropiado que el original.

Y anteayer vi El orfanato, la precandidata por España al Oscar a la mejor película en habla no inglesa. También es muy buena, muy recomendable. La "presenta" (sin que nadie tenga muy claro lo que eso significa) Guillermo del Toro, el director de El laberinto del fauno.

Aprovecho las fabulosas bibliotecas públicas de Madrid para sacar gratis libros y películas. Entre otras cosas, estuve saldando algunas viejas deudas que tenía con la historia del cine y bastante cine español. Entre otras, vi: Lo que el viento se llevó, Ladrón de bicicletas, Hannah y sus hermanas, Los pájaros, La ventana indiscreta, La ley del deseo, La Dolce Vita, Los amantes del círculo polar, Tesis, La comunidad, Mi vida sin mí, Volver, Gilda, Golpe de estadio.

Y de paso, cuento mis últimas lecturas por aquí: Consejos de un fanático de Morrison a un discípulo de Joyce, La pista de hielo, Monsieur Pain, La literatura nazi en América, Nocturno de Chile y Putas asesinas, de Roberto Bolaño; Nada, de Carmen Laforet; La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón; El país de las últimas cosas, de Paul Auster; Trece rosas rojas, de Carlos Fonseca; la llamada Autobiografía de Borges; Trenes hacia Tokio, de Alberto Olmos; Rabia, de Sergio Bizzio; y Una tarde con campanas, de Juan Carlos Méndez Guédez.

lunes, 15 de octubre de 2007

Segovia y Cantalejo

Este fin de semana estuve en Segovia y en Cantalejo. La primera es una ciudad famosa, patrimonio de la humanidad, con un acueducto y un alcázar impresionantes y muchos turistas; el segundo, un pueblito muy pequeño que está a una hora de Madrid y que es como todos los pueblitos pequeños en España: se mezclan los trazados de callecitas tradicionales y las casas muy viejas con autos carísimos de últimos modelos y casas supermodernas con gran tecnología. Y, como suele pasar, es en esos lugares donde los símbolos oscuros tienen más permanencia: está la plaza Francisco Franco, la calle Primo de Rivera, la calle Falange Española, la plaza Alemania...